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Coaching
¿Por qué el perfeccionismo obstaculiza la innovación?

¿Por qué el perfeccionismo obstaculiza la innovación?

por Francesco Nistri

 “Lo perfecto es enemigo de lo bueno” – Voltaire –

Nota para los perfeccionistasantes de que empiecen a leer les quiero advertir que este artículo no es perfecto. 

¿Por qué no lo es? La respuesta es muy sencilla, si hubiera intentado escribir el artículo perfecto, con la redacción que me hubiera hecho merecedor de un Galardón Pulitzer; no hubiera publicado ninguno de los artículos que he compartido en los últimos ocho meses. 

El perfeccionismo es una tendencia a aferrarnos a estándares excepcionalmente altos con la expectativa de que esto nos llevará resultados de alta calidad.  Lamentablemente es una mentalidad bastante común que, en mi opinión, obedece a modelos educativos obsoletos que se enfocan en la evaluación cuantitativa y no en la aplicación del conocimiento; a la incesable necesidad de encontrar validación externa y reconocimiento, las redes sociales son el mejor ejemplo; ambientes laborales altamente competitivos, pero no necesariamente eficientes; y un sin número de razones más.

La dificultad es que el perfeccionismo se convierte en el principal obstáculo para la innovación.  Por supuesto que hay otros elementos que también contribuyen a esto, como por ejemplo proponer ideas que no resuelven el problema, o la falta de disciplina a la hora de ejecutar los procesos.  Pero en mi experiencia, la causa principal de los fracasos en la innovación se debe a las acciones que toman los innovadores, inversionistas y personas que resuelven problemas con el afán de alcanzar la perfección. 

Esforzarse para lograr la perfección, da como consecuencia no deseada la disrupción de la creatividad, porque precisamente la naturaleza imperfecta de los procesos creativos es la que permite que se genere un ciclo continuo de creación, prueba, fallos, mejoras, volver a probar, y fallar una y otra vez.  Esto es lo que se conoce como innovación.

Ahora bien, buscar la perfección a menudo lleva a un alto rendimiento debido a que los esfuerzos y la disciplina se enfocan en las acciones necesarias para obtener buenos resultados.  Y esto es positivo, el problema surge cuando se niega la posibilidad de ser creativos y de iterar; y se esperan buenos resultados con un solo intento.  Esto obedece en una gran medida al hecho de que hoy por hoy tenemos acceso a mucha información, aunque no siempre de gran valor.  Por ejemplo, en redes sociales vemos historias de éxito, pero no vemos el camino que tomo llegar a ese éxito; a menudo nos da la impresión de que esa persona alcanzo ese nivel en su primer intento.  La innovación requiere de constancia, la creatividad es un proceso ensayo -error- mejora; estos son requisitos indispensables para que exista la innovación. 

El periodista y escritor Malcom Gladwell, ilustra este punto de vista en su libro “Fuera de Serie. Por qué unas personas tienen éxito y otras no” (“Outliers. The story of success”), cuando nos habla de la Regla de las 10,000 horas. Este libro se basa en la teoría propuesta por el psicólogo sueco Anders Ericcson (1990), quién en estudio el desarrollo musical de violinistas desde los cinco años hasta su madurez, y llegó a la conclusión de que el talento no es más importante que la práctica.  Los músicos que dedicaron mayor tiempo a la práctica resultaron ser mucho más talentosos que los que aún pareciendo virtuosos no dedicaron tiempo a la práctica.  

Ahora bien, no estoy diciendo que si no se practica diez mil horas no se logra innovar, la idea es no caer en la procrastinación; pero si superar la resistencia y la urgencia de hacer todo perfecto en un primer intento.  No está demás revisar la biografía de personajes con alto rendimiento, como Bill Gates, Los Beatles, Mozart y hasta Billie Eilish; estas personas hacen una diferenciación entre un logro de alto nivel y la búsqueda de la perfección.  Ellos no se preocuparon por cada minuto que invirtieron honrando su habilidad, en lugar se enfocaron en la disciplina.  En el caso contrario, los perfeccionistas agonizan sobre cada decisión, piensan demasiado, y constantemente cuestionan (a sí mismos y a otros), y al final no logran hacer avanzases mesurables dirigidos a resultados significativos.  En casos extremos el perfeccionismo lleva a la parálisis.

 Estoy convencido de que la mayoría de las personas nacen siendo creativas y con una imaginación ilimitada, solo basta ver a los niños jugar para comprobarlo.  Las personas creativas creen en si mismas a la vez que se permiten fallar, cometer errores y las imperfecciones no les quitan el sueño.

Mientras que la persona perfeccionista puede reconocer su talento, sin embargo, tiene miedo de cometer errores.  Muy a menudo no soporta la idea de producir algo menos que “perfecto”.  Estas personas se quejan y se preocupan, porque creen que antes de lanzar un nuevo servicio o producto este debe ser inmejorable.  El dilema más grande surge porque estas personas tienden extrapolar su necesidad a los demás, a que me refiero con esto, no sólo buscan la perfección en lo que ellos hacen, sino que la buscan en lo que hacen los demás.  Las personas perfeccionistas, constantemente vuelven locos a sus colegas, ahuyentan clientes y socios comerciales; y pierden una oportunidad tras otra.   Lamentablemente, estas personas se llevan su ingenio, sus sueños y sus ideas innovadoras con ellos a su tumba.

Es por esto que los insto a tomar conciencia de las consecuencias de no tomar acciones por estar convencidos de que no se va a producir algo perfecto.  Todos tenemos el potencial de generar cambios positivos, que importa si no calzan en los estándares pre establecidos.  Ahora, si su trabajo es diseñar puentes, por favor ignore los consejos anteriores y asegúrese de que sea perfecto.  Pero para todas las demás personas cuyas creaciones no requieren precisión técnica, no pierda su valioso tiempo buscando la perfección.

Cuando se busca innovar, lo suficientemente bueno, es suficiente para generar ideas y productos innovadores.  Siempre hay espacio para mejorar, ser suficientemente buenos ha funcionado para empresas como Microsoft, porque no habría de funcionar para usted.  El objetivo de cualquier innovación es crear algo que no existe, mejorar algo que ya existe o resolver problemas.  Si quiere innovar no espere el momento perfecto para hacerlo, ese momento no existe.  Cuanto más tiempo espera por el ansiado “momento perfecto”, más perderá su entusiasmo, su energía y abrirá  espacio a la duda y el miedo.  Las soluciones innovadoras necesitan, entusiasmo, energía, progreso lento pero seguro.  No debe ver sus primeros pasos como feos o inútiles, cada paso es exactamente el punto de partida que lo llevará a algún lugar.

Ya hablamos de lo que no se debe hacer, ahora pasemos a la acción.

¿Cómo superar el impulso al perfeccionismo?

  1. Primero crear, después criticar:  Juzgar en tiempo real lo que estamos creando es como manejar con un pie en el acelerador y otro en el freno.  Primero enfóquese en crear (deje el juicio fuera); después puede dedicar tiempo a criticar su creación haciéndose la pregunta ¿Qué podría mejorar?
  2. Busque la excelencia, no la perfección: Se pueden dirigir los esfuerzos a la excelencia y dejar ir la necesidad de alcanzar la perfección.  Esto no significa no alcanzar los estándares que nos proponemos, no se trata de ser mediocres; pero no insista en obtener un 100% en todo, que no haya errores.  En su lugar busque resultados de 95%, estos son excelentes.
  3. Enfóquese en la creación de un producto mínimo viable:  La naturaleza está llena de diseños que son imperfectos en apariencia, sin embargo, funcionan bien.  Practique la creación rápida de prototipos en sus productos o servicios.  Un producto mínimo viable es un prototipo de producto o servicio que se quiere lanzar, pero se crea con unas funciones mínimas que permitan presentarlo a sus clientes potenciales y comprobar su interés por el mismo.  Obtenga retroalimentación y regrese a la iteración para implementar mejoras, el resultado de este proceso es acelerar el ciclo de desarrollo e incrementar el número de salidas creativas.
  4. Haga su mejor esfuerzo para mantener su fecha objetivo: Ponga fechas límite para completar la primera versión de su producto, servicio o proyecto, en una manera aceptable.  No permita que su crítico interior demande perfección, para callar esta voz dígase a usted mismo y si es necesario escríbalo y fírmelo “Aquí en este momento, me comprometo a producir el mejor resultado posible que pueda obtener antes de la fecha límite”.  Propóngase hacer un buen trabajo hoy y no un trabajo perfecto el próximo año.

Empiece hoy, y disfrute el proceso. Recuerde que la innovación requiere entusiasmo y energía.