Miedo al éxito: como el estoicismo ayuda a superar el síndrome del impostor.
por Francesco Nistri
«Decide lo que quieres ser y luego haz lo que tienes que hacer».
– Epicteto –
Últimamente se escucha y se lee mucho sobre el fracaso, en particular como eso afecta nuestra autoestima y seguridad. Frases como “Cae 10 veces, pero levántate 11”, “No fallé 2000 veces, encontré 2000 formas que no funcionan”, solo por citar algunas de las que con frecuencia encontramos en tableros de Pinterest o reels de Instagram.
Son excelentes, y como business coach que enseña, en cursos internacionales, clases de resiliencia corporativa; entiendo y valido la importancia de aplicar la automotivación para crecer y seguir adelante.
Pero desde mi perspectiva, no me parece que con eso sea suficiente y personalmente no creo en la motivación extrínseca, la que viene desde fuera para adentro. Ojalá fuera tan fácil como leer un post en redes sociales, y que eso nos cambie la vida. Ahora bien, si eso nos lleva a movernos hacia el lugar donde queremos navegar nuestra vida, entonces el reel con fondos de guerreros espartanos y música épica cumple una función, la de encender la chispa que nos motiva al trabajo profundo y continuo que crea un cambio realmente duradero.
Pero hay algo de lo cual no se habla tanto; y que muy a menudo pasa desapercibido: el miedo al éxito.
¿Perdón, de que estamos hablando? ¿Miedo a la promoción en el trabajo que tanto deseaba y que por fin llega? ¿A que mi emprendimiento comience a reflejarse en los números en mi cuenta de banco? O ¿Que mi vida por fin de una vuelta de 180 grados, encuentre la pareja ideal y que me sienta feliz? Solo para poner unos ejemplos.
No parece que tenga mucho sentido, pero es un fenómeno que esta aumentando especialmente entre profesionales y ejecutivos, las consecuencias del mismo pueden ser paralizantes al extremo.
Debemos diferenciar, hay personas que piensan que llegar al Olimpo de sus profesiones los conduzca a perder la humildad que les ha permitido escalar la montaña y a los excesos que eso conlleva. Piensen en cantantes rock que abrumados por el éxito multimillonarios terminan quitándose la vida, directa o indirectamente por tener acceso a lo que quieran e imaginen.
Pero hay otros a los cuales simplemente, de una forma coloquial y popular, les cuesta creérsela. Tienen pensamientos como: No me lo merezco, no estoy a la altura, no tengo la capacidad. Eso se llama síndrome del Impostor y es lo que más lastima a muchas personas que han llegado a ser reconocidos en su trabajo u otras áreas de su vida.
¿Qué es el síndrome del impostor?
El síndrome del impostor es ese sentimiento molesto que nos invade y nos hace dudar de nuestros logros y habilidades, a pesar de la evidencia externa de nuestro éxito. Es como si nuestro cerebro organizara una fiesta en la que el invitado de honor tuviera dudas y sea el que está siendo celebrado.
Puede ser causado por varios factores como el perfeccionismo, pensar que fue un golpe de suerte, el miedo al fracaso, experiencias pasadas de crítica o incluso compararse con otros en las redes sociales. Es como un gusanito en nuestra cabeza que se mueve cuando menos lo esperamos, haciéndonos cuestionarnos si realmente merecemos nuestros logros.
Por ejemplo, supongamos recibe una promoción en su trabajo (no importa si en el fondo la deseaba y se esforzó muchísimo para obtenerla) y una vez que se ha sentado en su silla ejecutiva, en lugar de celebrarlo, se dice a si mismo que será solo cuestión de tiempo para que se den cuenta que no está a la altura de las nuevas responsabilidades. Felicidades: está en el club del Síndrome del impostor (un club grande y en expansión…). Hasta un 80% de las personas lo han tenido en algún momento.
¿Cómo puede el estoicismo ayudarme a manejar el síndrome del impostor?
En varios artículos anteriores he usado la actitud estoica en el vivir diario como estrategia para encarar temas personales y profesionales.
Con relación al síndrome del impostor, es obvio que esta no es la única forma de hacerlo; pero yo me identifico mucho con esta filosofía (muy antigua y al mismo tiempo tan actual) y les voy a compartir como a mí me ha funcionado.
Y si este enfoque no les funciona a ustedes, sepan que el sentido de insuficiencia y las dudas que este síndrome causa pueden ser altamente disfuncionales y paralizarlo. Busque ayuda con un coach o, si es algo mas profundo, con un terapeuta. No minimice la importancia de resolverlo.
Veamos, el estoicismo predica virtudes como la sabiduría, el coraje, la justicia y la templanza, animando a los individuos a vivir en armonía con el orden natural del universo. Es como su entrenamiento Jedi personal, pero en lugar de sables de luz, usted ejerce el poder de la racionalidad y la fuerza interior.
Lo bueno es que para poder aplicar en la vida diaria los principios estoicos, no hace falta vivir una vida de ermitaño en la cumbre de una montaña; la belleza del estoicismo es que se puede aplicar en cualquier circunstancia de la vida sin necesidad de vestir como un sabio griego. Al contrario, la filosofía estoica invita a participar en los problemas sociales, en la empatía y en la comprensión del mundo en el cual vivimos.
¿Cómo aplicar los principios estoicos para superar el síndrome del impostor?
Cultivar la atención plena y la autoconciencia
Al cultivar la atención plena y la autoconciencia, podemos observar nuestros pensamientos y emociones sin enredarnos en su red. Es como ser el Sherlock Holmes de nuestra propia mente, descubriendo las pistas que conducen a la autoaceptación y la paz interior.
Practicar la aceptación y la virtud en el estoicismo
El estoicismo enseña la importancia de aceptar las cosas como son, centrarse en lo que podemos controlar y encarnar virtudes como el coraje y la sabiduría en nuestras acciones. Es como tener un entrenador personal animándonos desde la banca, recordándonos que tenemos fuerza interior y resiliencia.
Cultivar la resiliencia y la autoaceptación
Abrace la sabiduría del estoicismo para navegar por las aguas turbulentas del síndrome del impostor en tiempos de éxito. Desarrollar la resiliencia emocional es como ejercitar los músculos mentales: no se trata de evitar los desafíos, sino de enfrentarlos de frente con gracia y fortaleza.
Construir resiliencia emocional
Cuando se enfrente a dudas o sentimientos de inseguridad, recuerde que incluso los grandes estoicos como el emperador Marco Aurelio enfrentaron la confusión interna en algún momento de sus vidas. Vea los contratiempos como oportunidades de crecimiento y recuerde que no puede controlar la validación externa, pero puede controlar su reacción ante ella.
Abrazar la autoaceptación y la autocompasión
El síndrome del impostor se nutre de la autocrítica y la comparación. Practique la autoaceptación reconociendo sus logros y fortalezas, por pequeños que parezcan. Sea su mejor amigo y trátese a sí mismo con la misma amabilidad y compasión que le ofrecería a un ser querido.
Busque mentoría y apoyo
Navegar solo por el síndrome del impostor puede parecer como caminar sobre la cuerda floja sin una red de seguridad. Busque mentores o colegas que puedan ofrecerle orientación y tranquilidad. Recuerde, incluso las personas más exitosas han enfrentado momentos de duda; usted no está solo en esto.
Establecer objetivos realistas y celebrar los logros
El síndrome del impostor a menudo surge de establecer estándares poco realistas para nosotros mismos. Rompa el ciclo estableciendo objetivos alcanzables y celebrando incluso las victorias más pequeñas a lo largo del camino. Recuerde, Roma no se construyó en un día y su éxito es un viaje, no una carrera de velocidad.
En conclusión, al integrar la sabiduría del estoicismo en nuestras luchas modernas contra el síndrome del impostor, podemos enfrentar nuestras inseguridades con coraje y gracia. Adoptar los principios del estoicismo nos permite replantear nuestras percepciones, cultivar la resiliencia y, en última instancia, encontrar la paz en nuestro viaje hacia la autoaceptación y la realización.
Mientras navegamos por los flujos y reflujos del éxito, recordemos que el camino para superar el síndrome del impostor no consiste en negar nuestros logros, sino en aceptar nuestro verdadero valor con la determinación estoica de enfrentar los desafíos de frente.
Estos tips pueden ayudarle especialmente en el camino hacia la resolución de los estragos interiores que el síndrome del impostor causa. Sin embargo, no siempre se pueden aplicar sin la ayuda de un profesional que nos acompañe. Si siente que necesita este acompañamiento, no dude en contactarme para conversar del tema.