
El impacto de las conductas negativas en la dinámica de equipo: Una guía para líderes
por Francesco Nistri
“Las palabras son el arma más poderosa utilizada por la humanidad”.
– Rudyard Kipling
En cualquier organización, la productividad y la cohesión de un equipo dependen en gran medida del ambiente de trabajo. Sin embargo, en ocasiones, ciertos comportamientos pueden obstaculizar este flujo, generando conflictos y desmotivación. En lugar de etiquetar a las personas como “tóxicas”, un enfoque más constructivo y profesional, desde el coaching de equipos, es centrarse en las conductas que no contribuyen a un ambiente positivo. Este cambio de perspectiva permite a líderes y miembros de equipo intervenir de manera objetiva, promoviendo un entorno laboral más sano y productivo.
¿Por qué enfocarse en las conductas y no en las personas?
Centrarse en las conductas específicas ofrece una base objetiva para el diálogo. Mientras que una persona puede ser percibida como “agresiva” (una valoración subjetiva), su conducta de antagonizar y polarizar al equipo es un hecho observable. Este tipo de comportamiento crea divisiones y subgrupos, afectando la moral y la colaboración. Al identificar estos patrones de conducta, los líderes pueden actuar de forma proactiva para mitigar su impacto antes de que escalen a un problema mayor.
Algunos de los comportamientos más comunes que afectan el ambiente del equipo incluyen:
- Crítica constante y quejas sin fundamento: Transforman cualquier proyecto en una fuente de negatividad.
- Evasión de responsabilidad: Culpar a otros cuando las cosas salen mal, sin capacidad de autocrítica.
- Carencia de autohumor: Dificultad para reírse de sí mismos, lo que puede generar rigidez y tensión.
La Comunicación No Violenta: Una herramienta clave para el liderazgo
La Comunicación No Violenta (CNV), desarrollada por Marshall B. Rosenberg, es una metodología poderosa para gestionar conflictos y mejorar las relaciones. Se centra en la observación de los hechos, la identificación de los sentimientos y necesidades de uno mismo y del otro, y la formulación de peticiones claras. Aplicar la CNV transforma los enfrentamientos en diálogos constructivos, permitiendo abordar las conductas negativas sin generar agresión ni resentimiento.
Estrategias de coaching para equipos
Desde una perspectiva de coaching de equipos, el manejo de estas conductas se aborda con una visión estratégica y profesional.
1. Abordaje desde la empatía y la curiosidad
Antes de confrontar, es vital entender qué hay detrás del comportamiento. A menudo, las conductas negativas son un síntoma de problemas subyacentes, como la falta de claridad en las responsabilidades o una carga de trabajo abrumadora. Use la CNV para iniciar conversaciones con preguntas abiertas:
- “He notado que [describa la conducta objetivamente], ¿qué crees que podría estar influyendo en esto?”
- “Me gustaría entender mejor qué está pasando. ¿Hay algo que te esté dificultando el trabajo o la colaboración en este momento?”
2. Establecimiento de expectativas claras y unificadas
La ambigüedad es el caldo de cultivo de la disfunción en un equipo. Es fundamental que todos entiendan lo que se espera de ellos.
- Definan las normas del equipo: Trabajen juntos para crear un código de conducta que promueva el respeto, la puntualidad y la proactividad.
- Aclaren los roles y responsabilidades: Asegúrense de que cada persona conozca su papel y cómo su contribución es vital para el éxito colectivo. La claridad aumenta el sentido de pertenencia y motivación.
3. Ofrecer feedback constructivo y específico
El feedback es una herramienta fundamental del coaching. Para que sea efectivo, debe ser:
- Enfocado en la conducta, no en la persona: En lugar de decir “Eres negativo”, diga “Cuando [haces el comportamiento específico], el equipo se siente [mencione el impacto], y el progreso se ralentiza”.
- Entregado en privado: Las conversaciones delicadas deben ocurrir en un entorno seguro y confidencial para evitar la vergüenza y el resentimiento.
4. Celebrar los comportamientos positivos
El refuerzo positivo es clave para moldear la cultura del equipo. Reconozca y celebre públicamente los comportamientos que se alinean con las normas del grupo. Un simple “Quiero reconocer a [nombre] por su proactividad en la reunión de hoy, su idea nos ayudó a avanzar” puede generar un gran impacto.
Transformando desafíos en oportunidades
Gestionar las conductas que no contribuyen a un ambiente positivo es una oportunidad para fortalecer al equipo. Al usar la Comunicación No Violenta como base, establecer expectativas claras y ofrecer feedback constructivo, los líderes pueden transformar la dinámica del equipo, cultivando una cultura de colaboración y respeto.
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