¿Cómo podemos comprender un mundo que cambia continuamente? De VICA a BANI
por Francesco Nistri
«Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen milagros, la otra es creer que todo es un milagro.
-Albert Einstein-
En los últimos años, se han usado muchos términos y acrónimos para definir el mundo tan cambiante e impredecible en el cual vivimos. Y se utilizan muchas metáforas para encontrar la forma de adaptarse al mismo y sobrevivir.
Una de las definiciones más empleada que ha acompañado la realidad, no solo, corporativa es el V.I.C.A. (V.U.C.A. en inglés). Se ha convertido en la herramienta para encontrar la “fórmula milagrosa” que nos permite nadar en este océano que no deja de sorprendernos. VICA es el acrónimo de Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad.
Este concepto ha sido inventado por los militares de Estados Unidos en los años 80 para describir el mundo post muro de Berlín; luego ha sido adaptado a la realidad de los negocios, y hasta hoy nos ha acompañado en el esfuerzo de tratar de entender un mundo siempre más complejo y retorcido.
Luego, se concibió el concepto de VICA Prime, una forma muy flexible de cambiar cada letra del acrónimo en su contraparte resiliente y constructiva. La volatilidad se transformó en visión, la incertidumbre en entendimiento, la complejidad en claridad y la ambigüedad en agilidad.
Pero ahora el mundo es siempre VICA. Ya no es la excepción, es la normalidad. Y al haberse convertido en la normalidad, no podemos sacar información útil de este modelo. Entonces surgió la necesidad de crear un modelo que llegue más allá del concepto y de las soluciones descritas en el modelo anterior.
En el 2018 el antropólogo, futurista y autor Jamais Cascio creo un nuevo concepto que se llama BANI, con la intención de explicar la nueva realidad. El modelo BANI se enfoca en como los seres humanos perciben la realidad, más que en el entorno en sí mismo.
BANI es el acrónimo de Frágil (Brittle), Ansioso, No linear e Incomprensible, lo cual está en sintonía con el como muchas personas se sienten hoy en día.
- Lo que antes era volátil, ahora se ha convertido en frágil, en cualquier momento puede caerse como un castillo de naipes.
- Las personas ya no se sienten inseguras, ahora tienen ansiedad.
- Las cosas ya nos son solamente complejas, si no que responden a la lógica no linear.
- Lo que antes aparentaba ser ambiguo ahora parece ser incomprensible a nuestros ojos.
Vamos a ver que significa cada punto:
Fragilidad, la ilusión de la fortaleza:
Primero, hay que aclarar que la palabra Brittle en inglés se refiere a algo “Aparentemente sólido y firme, que, pero internamente esta al punto del colapso”. Algo que no es tan fuerte como parece. Es la ilusión de la fuerza, de la estabilidad, la creencia de que “Todo va a estar bien” y el asumir que “todo lo que sabemos es la verdad, excepto cuando no lo es…”. Son los mitos que algunos nos repetimos para sentirnos mejor y más seguros.
Pero veámoslo con un ejemplo, imagínense los huesos, el esqueleto de nuestro cuerpo. En condiciones normales son la estructura sólida que sostiene todos los demás sistemas. Ahora imaginemos los huesos con osteoporosis avanzada: lo que antes era sólido y fuerte, se ha debilitado y ahora en cualquier momento se puede romper y hacer colapsar el sistema en su totalidad. De forma repentina, sin preaviso y con pocas posibilidades de revertirlo.
En economía, eso puede ser cuando se tratan de maximizar márgenes de ganancias. Para poner algunos ejemplos:
- Los monocultivos, entra un parásito o una bacteria y toda la cosecha se pierde.
- Un solo recurso natural, por ejemplo, el carbón. La economía de un país se sustenta en la exportación del carbón, que por razones ecológicas y ambientales se deja de usar y el país colapsa.
Vivimos en un mundo globalizado e interconectado, donde si un país deja de producir, exportar o vender un producto primario, el sistema mundial que depende de eso se puede ver afectado al borde del desplome. Y no siempre hay planes de contingencia, la ilusión de fortaleza nos lleva a pasar por alto la costumbre resiliente de tener ideas alternativas.
Ansiedad, la ilusión del control:
La consecuencia más obvia de la toma de consciencia de la fragilidad es la ansiedad. La ansiedad nos lleva a sentirnos inútiles, paralizados y a no tomar decisiones, porque cada cosa que pensamos hacer puede resultar terriblemente equivocada y llevarnos a resultados peores. En un mundo ansioso la gente tiende a esperar sin esperanza al próximo desastre, tener una actitud pasiva por el miedo de que ninguna decisión sea la correcta, desesperarse por ver las oportunidades pasar frente sus ojos y tener la horrorosa sensación de depender de factores externos sin poder controlarlos.
La ansiedad es a menudo el resultado del exceso de información: ser bombardeado en todo momento por noticias apocalípticas, contradictorias, de virus que acabaran con la humanidad, guerras que se extenderán en el tiempo y el espacio, cambios climáticos que crearan huracanes en los desiertos y sequias en los bosques tropicales, creando una sensación de total pérdida de control sobre nuestras vidas y nuestro futuro y, como consecuencia terminamos con un malestar emocional y físico muy grande.
No Linealidad: la ilusión de la previsibilidad:
La no linealidad es un concepto viejo. En innovación, por ejemplo, consiste en pensar que no hay un camino recto entre el punto A y B, hay desvíos, callejones sin salida, precipicios y resultados inesperados. La no linealidad siempre ha existido, especialmente en sistemas complejos. Un ejemplo que seguramente muchos conocen (¡no necesariamente real!) es el famoso “Efecto mariposa”: una mariposa que mueve sus alas en Asia y los movimientos de aire, los desplazamientos de presión atmosférica son tan impredecibles que provocan un huracán en América Latina.
No es nuevo, pero ahora gracias a la toma de consciencia del mundo BANI en el cual vivimos, comprendemos que la no linealidad complica la previsión de lo que sucederá. Eso nos hace conscientes de la tercera ilusión: la ilusión de la previsibilidad.
Incomprensibilidad: la ilusión del conocimiento:
Por último, la incomprensibilidad se refiere a la imposibilidad de las personas de entender que está pasando. No encontrar respuesta a las preguntas que tienen y, aun si las encontraran, no las comprenderían. El resultado es la caída de la cuarta ilusión que teníamos: la ilusión del conocimiento. Las personas creíamos entender el mundo, pero realmente nos damos cuenta que es un misterio.
Es la paradoja de Sócrates que dice: “La verdadera sabiduría es reconocer la propia ignorancia”.
¿De que se trata todo eso?
Aquí viene la parte interesante; en los últimos años hemos tenido muchas formas de describir el mundo en el cual vivimos y la dificultad de navegar en él. El modelo VICA ha sido, definitivamente y según mi opinión personal, uno de los más eficaces. Pero el BANI lo ha llevado a otro nivel. En lugar de tratar de describir el mundo y sus disfunciones, BANI nos habla de la forma como nosotros lo percibimos. No es que el mundo se ha convertido en más frágil, ansioso, no lineal e incomprensible; es que por fin han caído las ilusiones que no fuese así.
¿Qué podemos hacer?
Coaching es acción, es movimiento y planes de acción. Si no hay compromiso no es coaching, es una tertulia entre amigos. Lo que podemos hacer, es cambiar cada punto del BANI por una competencia, actitud, habilidad blanda que sea su antítesis, que neutralice lo negativo de la percepción destructiva, catastrófica y negativa de cada palabra con su versión transformada. Y, en el buen estilo de esta profesión, formular las preguntas para que nuestro coachee salga de su impasse y se mueva hacia la zona deseada.
Fragilidad: transfórmela en resiliencia y flexibilidad. De frente a la posibilidad de que un sistema (nuestro trabajo, la economía mundial, el medio ambiente o nuestra familia) se derrumbe, tener planes de contingencia, estar preparado para lo peor y tener la flexibilidad mental para movernos rápidamente hacia territorios nuevos. Es decir, salir de nuestra zona de confort.
Para desarrollar resiliencia hay que preparase para el cambio. No creer que sucederán y no haya esperanza, si no saber qué hacer si eso pasara. Hay un ejemplo muy interesante que vale la pena mencionar: California es un área altamente sísmica. Todos saben que un día podría pasar lo que los norteamericanos llaman “The Big One” que terminará creando destrucción. Nadie lo desea, pero existe la posibilidad, es por eso que muchas compañías e instituciones de la zona tienen años de ejercitarse, ensayar y actualizar protocolos de resiliencia corporativa para implementar en caso de terremoto. Trabajar desde la casa, desplazarse de forma alternativas (si colapsa el sistema de transporte, las carreteras) para mencionar algunos.
Pues, aún no ha llegado el terremoto escala 10 (y ojalá nunca llegue) pero durante la pandemia del Covid 19, las compañías que más habían invertido tiempo y recursos para preparase al desastre sísmico tuvieron menos dificultades en adaptarse a la nueva realidad. Y no solamente porque ya tenían protocolos establecidos, sino porque su capital humano ya tenía desarrollada la mentalidad resiliente y flexible. Estaban preparados.
Ansiedad: transfórmelo en empatía y consciencia. Probablemente, todos hemos experimentado la ansiedad en algún momento de nuestra vida. A muchas personas las acompaña diariamente y para algunos es un problema que hace su vida muy difícil. Pues la ansiedad de agitación e inquietud que nos afecta la posibilidad de entender que nos reserva el futuro: si mañana tendré trabajo, salud, familia y si el mundo seguirá siendo el que conozco o se habrá convertido en un desierto árido lleno de zombis. Es el miedo de tomar decisiones incorrectas y de no poder controlar las consecuencias.
Pero podemos usar la empatía. Por ejemplo, en el caso de una corporación que quiere lidiar con la ansiedad de sus empleados frente a altos niveles de incertidumbre, los capacita y acompaña en el desarrollo de habilidades blandas que les den comprensión y contención de sus emociones. Podemos usar la compasión hacia nosotros mismos y entender que sentirnos ansiosos es normal y razonable, ese es el primer paso para afrontarla. Además, podemos usar la consciencia del presente como forma de controlar la imprevisibilidad del futuro. Por ejemplo: el futuro de mi trabajo es incierto, la compañía pasa por un momento de crisis. Pero si hoy y ahora me paralizo por la ansiedad que eso me provoca, es un hecho que mi desempeño laboral baja y mis posibilidades de sobrevivir la ola de despidos disminuye considerablemente.
No Linealidad: transfórmelo en acciones disruptivas e improvisación. Hay un refrán que dice: “Mejor que digan aquí corrió, que aquí murió”. La respuesta resiliente a la no linealidad es la capacidad y habilidad de adaptarnos rápidamente a cambios inesperados. Si me encuentro al final de un callejón sin salida, no puedo reflexionar mucho, hay que devolverse y buscar otra ruta.
Para hacer eso hay que ser disruptivo, lo cual quiere decir no estar limitados a una serie de respuestas y soluciones estandarizadas que quizá nos han funcionado toda la vida. Hay que salirse de la caja; pensar de una forma diferente. Romper paradigmas y dejar de la zona de confort. Salir de la caja no es buscar soluciones diferentes que surgen de las que no han funcionado; si hacemos eso solamente estamos haciendo la caja un poco más grande. Hay que pensar de una forma diferente; y, además, hay que hacerlo rápidamente. No sirve de mucho ser disruptivo si las soluciones, por más creativas y geniales que nos parezcan, no las implementamos en el momento correcto. Hay que buscar el “Momentum” apropiado. Una de las características de un entorno no lineal es que una opción que funciona hoy en dada situación, mañana no tiene sentido.
Incomprensibilidad: transfórmela en intuición. El 26 de setiembre del 1983, el teniente coronel de la tropa de defensa aérea soviética Stanlislav Petrov recibió la señal de un satélite que indicaba se habían disparados cinco cohetes nucleares de una base en Montana hacia la Unión Soviética. El trabajo de Petrov era alertar a sus superiores para activar el protocolo de respuesta. En pocas palabras, el inicio del Armagedón nuclear. Tres semanas antes, la Unión Soviética había derribado un avión civil surcoreanos con 269 pasajeros; todos fallecieron, incluyendo varios norteamericanos. La tensión internacional estaba altísima, la OTAN había comenzado un ejercicio militar que los servicios secretos soviéticos interpretaron como el preludio a un ataque preventivo. Todo indicaba que la amenaza era real.
Petrov, frente las opciones de 1) desencadenar una guerra que hubiese acabado con la humanidad y 2) dejar que los norteamericanos atacasen primero y la ganaran destruyendo su país, desafió la cadena de mando y en contra de un estricto protocolo establecido, escogió usar su intuición: algo estaba mal. No tenía sentido, era incomprensible. Si los americanos querían atacar, hubiesen disparado docenas de cohetes, no solamente 5. Decidió no avisar a sus superiores, averiguar la información (los misiles iban a llegar en su territorio en menos de 20 minutos) y usar su intuición para evaluarla con más asertividad y consciencia.
Y tuvo razón, fue un error del sistema de defensa que envió una falsa alarma. Fue castigado por desobedecer una orden, pero salvó el mundo. Su intuición no fue la consecuencia de su miedo, su esperanza y su necesidad: fue el resultado de su experiencia, conocimiento, y sentido común (y alguien diría su ángel de la guarda) que lo guiaron a tomar la decisión correcta. La intuición es la suma de todas estas cosas que no podemos racionalizar. Es el presentimiento visceral, la corazonada.
De frente a lo incomprensible y a situaciones donde no hay forma de averiguar lo que está sucediendo, use tu intuición. No es asumir, ni interpretar. Es callar los ruidos y emociones internos, y dejar que desde el profundo se asome algo. No es magia, es lo que su experiencia, su madurez y su buen sentido común le sugieren, pero quizá en el momento no lo hacen de forma consciente.
¿Cuáles son las conclusiones?
La resiliencia, empatía, el pensamiento disruptivo y la intuición no se pueden medir. Son habilidades humanas, no hay un algoritmo que pueda calcularlas y calibrarlas. La inteligencia artificial las puede describir, pero no las entiende.
Estas habilidades se desarrollan a través de paciencia, actitud y trabajo. Se ponen en práctica entre personas y son la clave, no solo para sobrevivir, si no prosperar en un mundo que cambia siempre con más rapidez.